Aunque al hablar de la violencia digital de género se alude a una nueva forma de violencia contra la mujer, para algunos expertos se trata de un fenómeno en el que se reproducen estereotipos de género tradicionales, posiciones sexistas e incluso la utilización de la mujer como objeto sexual, lo que agrava el problema por la magnitud del uso de Internet y de las redes y por la impunidad que se facilita.

En Colombia 8 de cada 10 personas tienen acceso a la Internet. El 70% tiene una cuenta en una red social, principalmente Facebook, que alcanza un consumo del 96,7% entre los internautas y se calcula que cuenta con unos 20 millones de usuarios en el país -puesto 15 a nivel mundial-. Se sabe que el uso de la Internet es de más del 90% en mujeres entre 16 y 34 años de edad.1

Aunque la disminución de la brecha digital es una meta importante, es también cierto que el uso de las llamadas nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, TIC, ha abierto un nuevo campo de violencias y control sobre las mujeres, y la Internet se ha convertido en un escenario donde se perpetúan y amplían las violencias de género.

Aunque para algunos la violencia ocurrida en entornos digitales encaja en la violencia psicológica, por la vulneración que se genera al bienestar mental y emocional de la persona, principalmente en su dignidad, libertad y vida privada, los daños también pueden trasladarse a nivel físico, económico y sexual.

Una investigación realizada por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios y el Instituto Internacional por la Seguridad en los Medios comprobó que las mujeres corren más riesgos de sufrir agresiones a través de las comunicaciones digitales que en situaciones de peligro público.

Aunque se habla de que Internet y las redes sociales han generado “nuevas” formas de violencia contra las mujeres, para los expertos se trata de los mismos “repertorios” de violencia “tradicional” pero usando las redes sociales u otros medios digitales, aprovechando la inmediatez, la disponibilidad y el anonimato e impunidad y las dificultades para mantener la privacidad.2

Algunas de las formas que toma esta violencia digital o ciberviolencia contra las mujeres son:

 Ciberacoso y control: Hostigamiento, humillación u otro tipo de molestias a través del teléfono o del ordenador, buscando el control de las actividades y la libertad de la víctima. Interés constante por saber dónde se encuentra o qué hace, incluso instalando aplicaciones que reportan movimientos. Puede tomar formas como ciberacoso escolar, laboral o sexual; o violencia verbal (insultos, desprecios, y otros) en redes sociales, chats, blogs, email, webs  y otros. Muchas niñas y adolescentes sufren a diario ciberacoso.

 Ciberamenazas: Uso de mensajes de chat o de texto, llamadas o correo electrónico para infundir miedo en la víctima, hostigarla, humillarla, amenazarla o para causar molestias. También pueden darse enfrentamientos en línea y paso a violencia física real.

 Sextorsión. Extorsión sexual o chantaje de una persona con una imagen o video de sí misma desnuda o realizando actos sexuales, que generalmente ha sido previamente compartida mediante sexting (envío de mensajes, imágenes y videos de contenido erótico o pornográfico mediante dispositivos móviles). La práctica de sexting puede derivar no solo en sextorsión, sino en otras formas de violencia, exhibicionismo en línea y explotación sexual de mujeres y niñas.

 Cibercaptación para tráfico de personas: Uso de las redes para acceder a posibles víctimas, por lo general mujeres y niñas, para captarlas en el mundo físico posteriormente y someterlas al tráfico de personas.

 Hacking y acceso a contenidos sin consentimiento: Acceso a teléfonos móviles, ordenadores y otros dispositivos tecnológicos de la víctima para conocer su contenido y utilizarlo para acciones de violencia, chantaje, humillación o control. Incluye el robo de claves, cuentas de correo y perfiles sociales, así como la exigencia de revelar contenidos.

 Phishing. Obtención de información confidencial de manera fraudulenta, generalmente suplantando a una entidad a través de una comunicación aparentemente oficial, por teléfono o mediante correo electrónico.

La lista puede ser aún más extensa incluyendo otros comportamientos en los que se ejerce poder de hombres o del agresor sobre las mujeres en entornos digitales o violaciones de la privacidad entre parejas en relación con las TIC, entre ellos el uso de aplicaciones espía, cámaras ocultas, la prohibición de estar en determinadas redes sociales, la obligación de eliminar ciertos contactos y de enviar fotografías para demostrar dónde están y hasta la obligación de revelar todas las contraseñas como "prueba de amor".

Evitar la violencia de género y el maltrato contra la mujer a través de los medios digitales parece constituir la misma dificultad que cuando se trata de las violencias convencionales.

Como lo ha indicado la coordinadora de proyectos de derechos digitales para las mujeres, de la corporación Colnodo en Colombia, Olga Patricia Paz, “no va a haber una internet libre de violencias de género en un mundo lleno de violencias de género”.

Por tanto, para el abordaje de este problema se requiere también promover el empoderamiento de las mujeres y las niñas, el reconocimiento de sus derechos, el fortalecimiento de su autoestima, la formación apropiada de los funcionarios de las instituciones que atienden estos problemas, así como de abogacía por políticas públicas y normas que tipifiquen mejor y sancionen estos delitos y violencias a través de Internet.

Para la abogada y activista de derechos humanos y de las mujeres de la Fundación Karisma en Colombia, Elizabeth Castillo, los estereotipos de género son tan efectivos en sancionar expresiones salidas de la norma, que es muy probable que la víctima mujer no se sienta ni siquiera segura de sus derechos o de su posibilidad de denunciar o que se avergüence tanto de la información que circula que prefiera tratar de evitar mayor difusión del tema. Esto complejiza aún más el panorama y dificulta aún más la posibilidad de tener un sistema de registro de casos o lograr una sanción efectiva contra quienes agreden.

Si las TIC han sido utilizadas para promover las violencias contra las mujeres en todos los ámbitos, también pueden ser útiles para luchar contra estas.

Sin embargo este uso parece ser apenas inicial y poco en comparación con el que genera la discriminación y la violencia contra mujeres y niñas. Estudios muestran que pocas páginas web del Estado colombiano muestran rutas de atención o proporcionan información específica sobre los procedimientos que deben realizar las víctimas de cualquier tipo de violencia, frente a más de 1,2 millones de resultados que arroja la búsqueda en internet sobre turismo sexual en Colombia.3

Ante esto hay iniciativas del Ministerio de las TIC de Colombia para promover la educación de niñas y mujeres en el uso de Internet y de las redes sociales, y entidades como Colnodo y la Fundación Karisma adelantan proyectos para reivindicar los derechos de las mujeres y su rol en la sociedad, trabajar por la inclusión digital y la apropiación de TIC con una perspectiva de género. Las organizaciones de mujeres y defensoras de los derechos humanos de las mujeres han logrado algunos avances y campañas sobre el uso de las TIC.

Aunque no tocan el tema de violencias digitales hacia la mujer, en Colombia está la ley 1257 del 2008, por medio de la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres, y la 1273 de 2009 o de delitos informáticos.


Fuentes:
 Pantallas amigas. Por una ciudadanía digital responsable.
 Ciber Derecho.com
 Violencia sexual digital.info
 Colnodo. Proyecto sobre derechos de las mujeres en los espacios digitales.
 Fernández Doyague, Amalia La denominada violencia cibernética. Internet y las redes sociales. Abogacía Española.

1 “19 datos que usted no sabía de Internet en Colombia”. Revista Enter. 16 de mayo de 2014.
2 Castillo Vargas, Elizabeth. Violencia contra las mujeres y TIC. Documentos 3. Fundación Karisma, Colombia.
3 Niño, Lucy y Núñez Lyda. Colombia: violencias contra las mujeres y tecnologías de información y comunicación ¿Superando el patriarcado? Asociación para el progreso de las comunicaciones. Colombia, 2009.


 

 

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