La noticia no tan buena es que se ha analizado que las mujeres latinoamericanas, en especial las mayores de 55 años, inician estos emprendimientos como una forma para subsistir. Debido a las pocas oportunidades de trabajo y a la falta de sistemas de seguridad social apropiados que les aseguren una buena pensión en su jubilación, las mujeres mayores están emprendiendo más por necesidad que por el deseo de poner en práctica una idea innovadora o por su desarrollo profesional. La Fundación Microfinanzas BBVA en América Latina ha indicado que son más de un millón de emprendedoras a las que apoya y el 11% tiene más de 60 años. El 78% de estas mujeres tienen personas dependientes a su cargo. Algunos estudios muestran que en América Latina, mientras el 13,36% de los hombres que inician un emprendimiento lo hacen por el deseo de desarrollar una idea o aprovechar una oportunidad, solo el 8,79% de las mujeres lo hacen por esta razón1. Las mujeres representan el 41.6% de la población económicamente activa en Latinoamérica y el Caribe. El Banco Mundial ha calculado que el empoderamiento económico de las mujeres contribuye un 30% a la reducción de la pobreza extrema en toda la región, por lo que la creación de empresas es un renglón muy importante. Sin embargo, también se ha observado que el emprendimiento -a veces de baja calidad- se vuelve la opción obligada para muchas mujeres que se enfrentan al llamado “techo de cristal”, es decir, que no encuentran opciones para escalar en carreras profesionales o dentro de una organización y que no cuentan con las condiciones para conciliar su vida familiar con la laboral2. De hecho, en América Latina y el Caribe hay casi 46 millones de mujeres de 25 años de edad o más con algún nivel de estudios terminado, pero que están fuera del mercado laboral. Ante esto el estudio “Sources of Economic Hope: Women’s Entrepreneurship” de la Ewing Marion Kauffman Foundation, ha llamado la atención frente a la necesidad de ampliar el liderazgo de mujeres latinoamericanas en emprendimientos de alto impacto. Indica que además de un asunto de equidad social y de género, es una cuestión crucial para el crecimiento económico de nuestros países. Dueñas de empresas pequeñas Las mujeres han superado a los hombres en materia de innovación y su participación en emprendimientos en el mundo ha crecido un 6% en los últimos dos años, según indica el último Informe Especial GEM sobre Emprendimiento Femenino. Esta tendencia es similar en América Latina. Pero, aunque aumente el emprendimiento femenino y las latinoamericanas estén entre las más emprendedoras del mundo, todavía están subrepresentadas, pues son dueñas de pequeñas y medianas empresas en mayor número que los hombres, según señala la Directora Ejecutiva del Fondo Multilateral de Inversiones, Fomin, del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo, BID, Nancy Lee. Otros aspectos que marcadamente caracterizan a las mujeres emprendedoras y a sus emprendimientos en América Latina y el Caribe tienen que ver con3:
El nivel de educación de las mujeres empresarias en general es más bajo que el de los hombres. Mujeres con mayores fracasos en emprendimiento en Colombia En Colombia se sabe que el 67% de los emprendimientos que fracasan cada año son liderados por mujeres, en comparación con solo un 33% de las empresas que no prosperan en manos de un hombre5. Entre las barreras para la prosperidad del emprendimiento femenino se señala la falta de confianza en sí mismas y realidades sociales que limitan como la falta de garantías en servicios básicos como guarderías, según el Banco Mundial.
1 SELA, 2010 y BIRF, 2010.
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