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Hombres o mujeres: ¿Quién gana la carrera por un crédito?

Pese a los múltiples esfuerzos para lograr la igualdad de trato y oportunidades, en el acceso a los beneficios del sector financiero, como el ahorro y el crédito, se siguen dando inequidades de género.
 
Mientras que entre el 50% y 60% de los hombres en América Latina tiene una cuenta corriente en un banco, solo el 30% de las mujeres es titular de una. También se sabe que en esta región los hombres siguen teniendo más capacidad de ahorro que las mujeres, pues de ellas solo el 11% ahorra, mientras que el 16% de los hombres lo hace.
 
Mientras que el 13% de los hombres accede a créditos, solo el 10% de las mujeres puede beneficiarse de ellos1.
 
Para financiar sus emprendimientos las mujeres recurren en un 80% a créditos solidarios y crowdfunding2, y en un 62%, a instituciones de "microfinanzas", aunque con montos más bajos. 
 
En general, el sistema financiero formal ha mostrado más resistencia a ofrecer crédito a mujeres y tiende a preferir a los hombres, tal vez porque en su mayoría dirigen los grandes negocios y controlan los activos que los bancos buscan como garantía.  Las barreras sociales, requerimientos de garantías, tamaño del préstamo y escasez de productos crediticios orientados a las mujeres son los principales limitantes del acceso de ellas al crédito.
 
 
Desigualdades para el crédito
 
Las desigualdades de género en el sistema financiero han permanecido invisibilizadas frente a otras esferas sociales sobre las que existe mayor conciencia y protección.
 
Aunque parezca difícil de creer, aún hoy en 115 economías del mundo se impide legalmente a las mujeres dirigir una empresa de la misma forma que los hombres, principalmente por obstáculos para el acceso al crédito.
 

De 187 economías analizadas en un reciente informe del Banco Mundial, 115 no prohíben la discriminación en el acceso al crédito en función del sexo o el género3.  En términos regionales, el 83% de las economías de África al sur del Sahara, el 72% de las de Asia oriental y el Pacífico, y el 65% de las de América Latina y el Caribe no protegen a las mujeres de la discriminación por razones de género en el acceso al crédito.

Por ejemplo, en Camerún, Chad, Gabón, Guinea-Bissau y Níger, las mujeres casadas solo pueden abrir su propia cuenta bancaria cuando tienen una profesión aparte. En Pakistán las casadas no pueden registrar legalmente una empresa del mismo modo que los hombres casados, dado que los procedimientos difieren. También se observan diferencias en los requisitos de los procedimientos en Suriname y Bhután.

También se ha señalado que solo el 7% de los fondos de capital privado y de capital de riesgo se está destinando a compañías dirigidas por mujeres en los mercados emergentes de todo el mundo. 
 
 
Prohibir la discriminación
 
En las economías en las que la ley prohíbe la discriminación por género, hay más mujeres con cuentas formales en una institución financiera y tarjetas de débito a su nombre. La prohibición legal de la discriminación de género, así como la eliminación de las disposiciones que exigen a las mujeres obtener el permiso de sus esposos para ejercer sus derechos legales son pasos fundamentales para brindar a las mujeres empresarias un camino para acceder al crédito.
 
 
1 Datos del informe presentado por la CAF -Banco de Desarrollo de América latina- con base en datos del Banco Mundial.
2 También se le conoce como “financiación colectiva” y tiene como objetivo compartir la financiación de un proyecto entre un grupo de personas que desee apoyarlo. Surge como una alternativa a la banca tradicional, para acceder al apoyo económico necesario para llevar a cabo un proyecto o idea de negocio.
3  En el informe publicado en febrero de 2019 y titulado Women, Business and the Law 2019: A Decade of Reform (Mujer, empresa y el derecho: Una década de reformas) se analizan los datos de los últimos 10 años correspondientes a 8 indicadores en 187 economías.
 

 

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